El Modelo Fractal-Holográfico

El Modelo Fractal-Holográfico

Alejandro Troyán (seudónimo de Juan José López Ruiz) es un artista e investigador transdisciplinario español que a los 29 años de edad comenzó a desarrollar las bases para una teoría coherente de la creación en el contexto del modelo fractal-holográfico (fractal holographic model, holofractal theory, fractal holographic universe, fractal holographic cosmology, fractal holographic paradigm). Dicho modelo deriva de las contribuciones de varios pensadores en los campos de la geometría fractal (popularizada por Benoît Mandelbrot en los años 70) y la teoría holográfica del universo (desarrollada por David Bohm en los años 80, y posteriormente formalizada por Gerard ‘t Hooft y Leonard Susskind en los años 90). El modelo fracta-holográfico es un enfoque transdisciplinar que se basa en la teoría de los fractales, que son patrones autosimilares que se repiten a diferentes escalas, y la holografía, que sugiere que cada parte del patrón contiene información sobre el todo. Este enfoque se basa en la idea de que todos los niveles fractales del espacio-tiempo están interconectados mediante una vasta red de información que está codificada de manera holográfica en la frontera que rodea al universo, lo que significa que la información completa del sistema se encuentra en cada una de sus partes. La conciencia sería un aspecto fundamental de dicha interconexión, lo que quiere decir que está enraizada en la estructura espaciotemporal de la realidad a un nivel fundamental.

Según David Bohm, la realidad se organiza en dos dimensiones de orden: el orden implicado y el orden explicado. Ambos son conceptos que se relacionan con la estructura y la organización de la información. El orden implicado remite a la estructura profunda y no manifiesta de la realidad, un campo subyacente donde todo está interconectado; mientras que el orden explicado corresponde a las formas desplegadas y observables, el ámbito de la manifestación concreta. La teoría holográfica del universo se relaciona con el orden implicado de Bohm al sugerir que toda la información del cosmos podría estar codificada como una holografía en la frontera del espacio-tiempo. Esto significa que cada parte contiene información del todo. Por otro lado, la teoría fractal se conecta con el orden explicado, pues describe la estructura espaciotemporal como una red de patrones autosimilares que se repiten a diferentes escalas. En este marco, el universo manifiesto puede entenderse como un despliegue fractal del orden implicado, donde la recursividad genera complejidad y diversidad en todos los niveles de organización. Desde esta perspectiva, la conciencia puede concebirse como un fenómeno emergente y holográfico, resultado de la dinámica fractal de la realidad. Así, la mente no estaría separada del cosmos, sino que formaría parte de un proceso holofractal en el que lo subjetivo y lo objetivo se encuentran entrelazados en una totalidad coherente.

En el ser humano, la conciencia involucra tanto la intuición como la razón, que son dos formas de conocimiento que se relacionan con el orden implicado y explicado, respectivamente. La intuición es una forma de conocimiento basada en la analogía y en la síntesis, mientras que la razón se basa en la lógica y en el análisis. Es comúnmente aceptada la idea de que el hemisferio derecho está asociado con la intuición, y el hemisferio izquierdo con la razón. Bohm argumentó que la intuición es una forma de conectarnos con el orden implicado, en tanto que la razón es una forma de conectar con el orden explicado. En otras palabras, la intuición nos posibilita ver más allá de lo manifiesto y comprender las relaciones y conexiones entre las cosas, y la razón nos permite analizar y comprender cómo se manifiestan esas cosas en la realidad observable. Según Bohm, el orden implicado es el verdadero orden de las cosas, y nuestra percepción del orden explicado es solo una ilusión creada por nuestras limitaciones cognitivas. Nuestra tendencia a dividir el mundo en categorías duales y a ver las cosas de manera separada nos impide ver la realidad tal como es en su totalidad. En su lugar, vemos solo una pequeña parte de la realidad y perdemos de vista la interconexión y la unidad que subyacen a todas las cosas.

En esta misma línea, Edgar Morin plantea que el desafío del pensamiento contemporáneo consiste en superar la fragmentación del conocimiento. Su pensamiento complejo se funda en principios que permiten mantener unidas las dualidades sin reducirlas, como el principio dialógico, que reconoce la simultaneidad de lo opuesto y lo complementario; el principio de recursividad organizacional, que, visto en términos fractales, entiende los procesos como bucles de retroalimentación en los que el efecto actúa sobre su propia causa; y el principio hologramático, por el cual el todo está en cada parte y cada parte contiene al todo, como en un holograma. De este modo, Morin invita a una comprensión integradora en la que sujeto y objeto, intuición y razón, no se anulan mutuamente, sino que se articulan dentro de un sistema mayor de significado.

Alejandro Troyán ha dedicado más de 25 años de investigación al desarrollo de su teoría holofractal. Desde el año 2000, ha seguido un patrón específico con el fin de unificar los campos del conocimiento intuitivo y racional presentes en la espiritualidad, la filosofía, el arte y la ciencia. La premisa que sostiene su modelo es tan simple como elegante: los campos holográficos del orden implicado generan patrones fractales al desplegarse en el orden explicado, del mismo modo en que el hemisferio derecho del cerebro se integra con el izquierdo para dar lugar a las creaciones culturales. Para profundizar sobre esta premisa, Troyán ha desarrollado un método recursivo denominado método holofráctico, que se fundamenta en el modelo fractal-holografico de la realidad. Este método busca aprovechar la interconexión holográfica y la auto-similitud fractal para generar ideas y soluciones transdisciplinarias a través de analogías y proporciones matemáticas. Según él, el conocimiento es una red interconectada de categorías duales que se pueden encontrar en diferentes niveles disciplinares, y el método holofráctico propone organizar este conocimiento de manera fractal y holográfica, es decir, de manera que cada parte del conocimiento se refleje en el todo y viceversa. Además, Troyán incluye un manifiesto artístico-filosófico que promueve una corriente innovadora denominada el Holofractismo, que está fundamentada en la Estética Holofractal (ver más abajo), un nuevo enfoque estético que manifiesta la interconexión de las dualidades a través de la proporción áurea, una relación matemática que se encuentra presente en muchos fractales de la naturaleza y en muchas obras de arte, y que se considera estéticamente agradable. Con todo, nos ofrece una manera revolucionaria de ver el mundo que cambiará por siempre nuestras nociones de la realidad.

EL trabajo más conocido de Alejandro Troyán es el libro “El modelo fractal-holográfico: Un modelo coherente de la creación”, que desarrolló durante once años (2000-2011) y registró los derechos de autor a mediados de 2011. Troyán desarrolla este modelo transdisciplinar en tres partes: el proceso creativo, creación mística y científica, y creación artística, proponiendo una estructura unificada para entender la creatividad. A continuación, puede descargar el índice, la introducción, las conclusiones y la bibliografía de su libro gratuitamente. Si le interesa adquirir su obra completa tiene que dirigirse a la pestaña LIBRO I o pinchar aquí.


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